Apollo 8

La fecha se presta para rememorar el 40 aniversario del vuelo del Apollo 8. Es sin dudas uno de los hitos espaciales mas importantes de la historia. Sus astronautas Frank Borman, James A. Lovell y William A. Anders fueron los primeros seres humanos en orbitar entorno a otro cuerpo celeste: la Luna. El marco en que se desarrolla este vuelo es realmente apasionante ya que se estaba por resolver si la URSS o los EUA enviarían primero un ser humano a la superficie lunar, se jugaba una carrera tecnológica, y también una disputa político-ideológica. Pero además estaban en juegos aspectos humanos poco conocidos y que sin duda influenciaron enormemente estos acontecimientos. En lo que es personal aportaría poco si intentara esforzarme en ilustrar en todos estos aspectos: en Eureka hay dos aportes excelentes sobre el vuelo del Apolo 8. Me interesa destacar que tanto los soviéticos como los norteamericanos estaban profundamente conmovidos por las tragedias de sus recientes proyectos de naves tripuladas: el Soyuz y el Apollo. Las naves espaciales que llevarían, o no, al podio lunar a uno de estos contendientes habían sido letales para sus tripulantes en momentos decisivos de cada uno de los programas espaciales. Las consecuencias de estos hechos no sólo fueron de índole tecnológica sino que marcaron profundamente los deseos, anhelos y miedos de las personas involucradas, directa o indirectamente en la carrera por la Luna. De todos estos aspectos que este aniversario nos recuerda me quedo con lo más significativo, y quizá trillado de este acontecimiento: tiene que ver con el hecho del impacto causado por los primeros seres humanos en ver la Tierra desde lejos, orbitar la Luna, y ver el conjunto Tierra-Luna desde esa perspectiva única. El impacto visual que provocó la publicación de esa serie de imágenes, la lectura de los pasajes del libro del Génesis dieron un marco profundamente espiritual en esos tensos momentos. Soy ateo, pero no dejo de reconocer que no hay nada parecido como evocar esta historia, intentar aproximarme a ese estado y pensar mucho en nuestro pequeño, insignificante, frágil y único módulo de comando y de nuestra peripecia en el. Todo lo que conocemos, somos, seremos y dejaremos de ser, para bien o para mal está aquí. En estas fechas de reflexiones, obligadas o por defecto, me quedo con esa reflexión, la Tierra apareciendo sobre el horizonte lunar lo conmueve todo.

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